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DESTACADO DEL MES

Para quienes residen en la Región de Coquimbo y piensan en pisco, inmediatamente se nos viene a la mente la provincia de Elqui y de preferencia el Valle de Elqui. No obstante, nos olvidamos que en la provincia del Limarí nos encontramos con una de las pisqueras con mayor prestigio y trayectoria regional como es la Hacienda Mal Paso, lugar donde se elabora uno de los productos de mejor calidad a nivel nacional en su categoría como es el Pisco Mal Paso.

Durante nuestro trayecto a la localidad de Huamalata, donde se encuentra actualmente ubicada la planta nos surge una pregunta ¿Por qué un producto de tales características se denominaría Mal Paso? Interrogante que puede tener varias interpretaciones, no obstante, un interesante viaje por la historia nos aproxima a una repuesta, que nos remonta a fines del siglo XIX, época cuando Jaime Prohens Juan llega a Chile proveniente desde Mallorca, España, para establecerse en la ciudad de Combarbalá. Ya convertido en un residente más de la zona, y durante la década de los 30, adquiere la Hacienda Mal Paso, ubicada en la Comuna de Monte Patria, lugar donde materializa uno de sus mayores anhelos que es dedicarse a la agricultura. Este es el punto elegido para plantar cerca de 100 hectáreas, destinadas a la elaboración de vinos y alcoholes, forjando desde ese entonces una merecida fama gracias a la elaboración de vino añejo.

 

Una década después, Guillermo Prohens Arias llega a trabajar junto a su padre, quedando al mando de la Hacienda Mal Paso. Es así como se especializó en la elaboración y producción de un vino licoroso comercializado con el nombre de Viñas Mal Paso. Su reconocida calidad lo lleva a estar presente en las mesas y altares de distintas congregaciones religiosas del país. Aprovechando la experiencia ganada se dedica en forma complementaria a la elaboración de una línea de mostos blancos y alcoholes.

 

El avance del progreso da cuenta de la inevitable construcción del Embalse La Paloma en los terrenos donde se emplazaba la Hacienda Mal Paso, obligándolos ya a fines de los 50 a emigrar para continuar su negocio familiar de vinos y alcoholes; el lugar seleccionado como nuevo emplazamiento es el actual Fundo Huamalata. En este lugar todo comienza desde foja cero, desde la disposición de las tierras para las nuevas plantaciones, hasta la construcción  y habilitación de una bodega destinada íntegramente a la producción de alcoholes que se vendían a la Cooperativa Control Pisquero, incipiente empresa que daba sus primeros pasos en la industria y que con el correr de los años termina siendo arrendataria de la planta.

 

Cuatro décadas después, ya en año 2002, una tercera generación heredera del legado de Don Jaime Prohens decide recuperar las instalaciones y de alguna forma volver a aquellas raíces vitivinícolas fundacionales de la familia. Este gran paso a lo largo de más de 8 décadas a través del tiempo se ve coronado con la creación de un pisco Premium bautizado como Mal Paso.

 

Imaginemos entonces como este recorrido histórico se complementa perfectamente con la posibilidad que tienen los visitantes y turistas de conocer cada rincón de las instalaciones, conducidos siempre por la atenta compañía de Rodrigo Collao y Anuar Contreras, nuestros anfitriones. Cabe destacar que no es el clásico “tour” estandarizado con tiempos medidos al minuto y señaléticas que invitan sutilmente a “no salirse del recorrido”.

En medio de un dulce y frutal aroma a moscatel, y rodeados de gigantescas cubas de maceración, alambiques, barricas de madera y otros tantos “artefactos e instalaciones” destinadas a procesos de recepción, molienda, prensado, flotación, fermentación, destilación y guarda de vinos y alcoholes, nos explican esta particular técnica moderna de alquimia que permite la obtención de un producto de alta calidad tanto en vino base como alcohol.

 

Contraste entre la historia y la modernidad

Con la pausa y el tiempo necesario, nos comentan que la Sociedad Agrícola Hacienda Mal Paso constituye una de las cinco empresas de la familia Prohens, agrupadas en un holding llamado Prosom S.A., que constituye la cabeza central de cada una de ellas. Prohens es un grupo con más de 90 años de experiencia en la producción y exportación de uva de mesa, palta, otros cultivos menores, vinos, alcoholes y pisco.

 

Nos ilustran que el año 2002 la planta de alcoholes comenzó con una reestructuración, privilegiando la incorporación de tecnología de última generación aplicada en sus procesos. Claramente es posible darse cuenta de esta aseveración, pues a cada momento de nuestro recorrido nos sumergimos en espacios donde estas máquinas, instrumentos, tableros, válvulas y otros “aparatos” que difícilmente podemos describir, configuran un particular paisaje que le da una nota de modernidad entre tanta historia tras este producto.

 

Siempre las cifras sorprenden, sobre todo si no eres muy bueno para el cálculo. Esta vez no fue la excepción, pues asombrados dentro de nuestra neófita experiencia, nos enteramos que la planta cuenta con una capacidad de procesamiento de 15 millones de kilos, de los cuales 9.5 millones son destinados a alcohol para pisco y 5.5 millones a vino a granel, ambos son vendidos a grandes empresas pisqueras y vineras. Esta vez los números y cifras nos permiten aterrizar y dimensionar la importancia de esta industria y el aporte de esta empresa al global de la producción de pisco a nivel nacional.

 

Lo bueno también viene en frasco bonito

Encaramos con el mismo relajo del principio la etapa final del recorrido. Tuvimos el privilegio de conocer la sección donde se embasa y etiqueta el producto. Fue una mezcla extraña, pues entre tantos “robots” a cargo de la línea de producción era posible ver la dedicación de las operarias encargadas de verificar el trabajo de sus “colegas digitales”, procurando que la presentación de cada una de las botellas sea concordante con la visión de la empresa: “Llegar a ser reconocidos globalmente como una empresa comprometida tanto con sus colaboradores como con el medio ambiente, para que de esta manera darles a sus clientes un producto de altísima calidad”. Es satisfactorio ver que las definiciones estratégicas de la empresa se hacen carne en el trabajo diario y en los resultados.

 

Finalmente el producto terminado, y claramente no podíamos regresar sin una correspondiente degustación. Lo que más nos llama la atención a parte del exquisito sabor es la presentación y buen gusto en el diseño de sus etiquetas, sellos, botella y caja. Nuestro buen juicio tiene automáticamente una réplica; en el mediano plazo la empresa sorprenderá con una nueva y mejorada presentación. Aunque nos vemos tentados, queremos ser respetuosos en reservar esta primicia, pues bien vale la pena esperar para el lanzamiento de esta nueva versión.

EXTREMO SUR

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